El Proceso de  Diseño de una obra admite múltiples abordajes. Cada encargo proporciona una oportunidad de experimentar modos de acercarnos al desafío planteado, y recorrer el camino que nos lleva a su resolución. Algunas veces más lineales, otra mas intrincados; estos caminos deben desembocar en una propuesta que responda a todos los condicionantes planteados. Es igualmente importante responder a las necesidades tanto tangibles como intangibles del comitente, al lugar, a las normativas vigentes, al presupuesto disponible, y también a los principios que guían al arquitecto en su camino.

Esquemas, croquis, planos, maquetas.... De lo general a lo particular, y también del detalle nuevamente a la generalidad.... Así, mediante un ida y vuelta constante, es que se llega a la instancia en que el proyecto está listo para comenzar a materializarse.

Sin embargo, el proyecto no está aún totalmente terminado. Es la obra la que da el tiempo necesario para que éste vaya madurando, y la que brinda la posibilidad de verificar las decisiones tomadas; y por tanto, el Proceso de Diseño termina junto con ella.

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